El reguero de
conflictos obreros que recorre el país plantea un gran desafío para los
luchadores combativos: el de unir y coordinar las peleas en curso, de manera de
romper su aislamiento y lograr que triunfen.
Es que la
política de los dirigentes burocráticos pasa por hacer exactamente lo
contrario: ¡Dividir y fraccionar a los conflictos para que sean derrotados…
actuando organizada y unificadamente con la patronal y el gobierno!
Por esa razón, casi
naturalmente, cualquier trabajador sabe que la unidad en su lugar de trabajo y
con otros sectores en lucha es la primer condición para salir a pelear y triunfar.
Así sucede en el
cordón industrial de la zona Norte del Gran Buenos Aires -el más importante del
país- donde vienen desarrollándose innumerables conflictos, como Kromberg,
Impresores, Kraft, Lear, Fate, etc. ¡La unidad y la coordinación se han vuelto absolutamente
necesarias!
Esta tarea comenzó
a ser desarrollada por los activistas combativos y de izquierda, mediante una
orientación práctica y sencilla: la de rodear de solidaridad a todas las
huelgas y acciones de protesta.
A partir de esta
realidad se han impulsado dos iniciativas muy importantes que, aunque
incipientes, sirven para alentar la política de la coordinación: los encuentros
impulsados por el SUTNA de San Fernando -sindicato de los obreros de FATE- y por
los delegados Kraft.
De estas
reuniones obreras salieron algunas acciones por la derogación del impuesto a
las ganancias y la absolución de los petroleros de Las Heras, contra la
precarización laboral, los despidos o de apoyo a distintos reclamos sectoriales.
Desde el CCUR, hemos
participado activamente en cada uno de estos espacios, reivindicándolos e
impulsando su continuidad. Sin embargo vemos un problema, íntimamente relacionado
a la política de las organizaciones que tienen mayor peso dentro de esos
encuentros: el PO y el PTS.
Ambos partidos,
en vez de empujar con todo la unidad, jugándose a transformar las convocatorias
en el punto de partida para la construcción de organismos de coordinación de
las luchas, utilizan esos espacios con un solo objetivo, el de ganar influencia
dentro del activismo mediante la autoproclamación sectaria.
Tanto el PO como
el PTS privilegian el fortalecimiento de sus respectivos aparatos partidarios
en desmedro de la organización, amplia y eficiente, de los luchadores y
luchadoras que dicen representar.
La conducción del
SUTNA/San Fernando, que no pertenece a ninguno de estos partidos, hasta el
momento tampoco ha puesto todas sus energías en el sentido de la unificación de
los encuentros.
El Partido Obrero
combina esta política con una adaptación -sin críticas- a las conducciones
sindicales, como viene sucediendo con la del SUTNA, a la cual, meses atrás
acusaba de “michelista”.
Esta realidad
expresa los tremendos límites que tienen los principales partidos del Frente de
Izquierda para impulsar la política -elemental- de Frente Único con todos los
sectores que pretenden pelear por las mismas reivindicaciones y contra los
mismos enemigos.
Algo similar a lo
que hacen con el propio FIT, negándose a abrir sus puertas para permitirle la
incorporación a todos los grupos y dirigentes dispuestos a sostener su
programa.
Más allá del
derecho que tienen a disputar la simpatía y adhesión del activismo, deberían
tener en cuenta una premisa básica: ¡Las bases reclaman de ellos algo más… que
trabajen para lograr la unidad en la lucha, que es la que sirve para ganar!
Por todo esto, la
división de los encuentros y plenarios -para medir fuerzas- es un verdadero
crimen político, que boicotea la posibilidad de construir una herramienta capaz
de organizar al conjunto de los luchadores, la mayoría de los cuales ya han
pasado en limpio a los dirigentes vendidos y reclaman un lugar para enfrentar a
la patronal y al gobierno.
¡Los cientos de
miles de trabajadores votaron al FIT en las elecciones, ahora están estudiando
su conducta, viendo si es solo un instrumento electoral o, como reclaman las
circunstancias se convierte en la dirección política y sindical de sus intereses
genuinos!
Por eso sería
trascendental que los partidos del Frente de Izquierda salgan a impulsar juntos
un Plenario Único del Activismo Combativo.
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